El perro, como siempre se ha dicho, es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, esta historia no es de un hombre ni de un perro, sino de una mujer y su perra lazarilla. Dos seres que se complementan la una a la otra, que son una unidad que se enfrenta a diario a la monstruosidad de Bogotá. Se encuentran amarradas entre ellas, como dueña y ayudante, y al mundo en el que viven, que no se adapta a sus condiciones; pero ellas, en la oscuridad, continúan caminando.