Esta columna de opinión habla sobre los problemas que ha estado enfrentando Bogotá en los últimos años debido a sus malas administraciones, en las que se han protagonizado inhabilidades, destituciones y condenas. Los Bogotanos somos los encargados de mejorar y cambiar la situación que estamos viviendo porque a fin de cuentas a nosotros es a quienes nos debería importar. Yo creo que estamos pasando por esta situación tan triste porque estamos amarrados a una gran indiferencia que nos obliga a repetir los problemas que hemos tenido en el pasado, siendo incapaces de corregirlos.
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Bogotá puede ser la capital de Colombia y una de las principales ciudades de Latinoamérica pero, en los últimos años ha sido una de las ciudades que menos ha crecido –si se puede afirmar que ha crecido- en movilidad, seguridad, indicadores económicos, entre otros. Últimamente, los principales medios de comunicación han inundado a los lectores capitalinos con polémicas -como la de las basuras-, fracasos -el plan de ordenamiento territorial-, delitos -todos los que cometió Samuel Moreno- y desfalcos millonarios –como los comandados por los Nule y Emilio Tapia- achacados a la administración de la ciudad. Es sorprendente que esta ciudad siga en pié, teniendo en cuenta por ejemplo, que se está volviendo normal que los ciudadanos no tengan claridad de quién está habilitado para dirigir el palacio Liévano. La confusión es inminente cuando uno se da cuenta que en dos administraciones se han nombrado 6 alcaldes distintos -uno durando solo un mes- y las inhabilidades de 15 años solo duran 3 meses, como fue el caso de Gustavo Petro. Estos son algunos ejemplos que demuestran cómo los Bogotanos hemos sido incapaces de elegir buenos dirigentes; y lo peor es que seguimos cometiendo los mismos errores.
Mirando administraciones pasadas, Bogotá ha tenido unas alcaldías muy buenas, ejemplo de esto es el programa de cultura ciudadana que llevó a cabo Mockus en su administración durante 1995 y 1998; la fuerte gestión en infraestructura de Peñalosa entre 1998 y 2000; y los programas de políticas públicas creadas por Luis Eduardo Garzón, como lo son los comedores comunitarios y las oficinas de ayuda a los desplazados. En algún punto nos tuvimos que haber equivocado y no nos estamos dando cuenta, estamos cayendo en un círculo vicioso del que tenemos que salir para volver a tomar el rumbo correcto.
Yo creo que los Bogotanos nos estamos equivocando porque estamos amarrados a una gran indiferencia. No creo que alguien a quien le importe la ciudad sea capaz de perjudicarla como se hizo con el carrusel de la contratación. También somos indiferentes a los programas de cultura que se han hecho, parece que nadie se acordara de los programas que llevó a cabo Mockus. Nos importa tan poquito que los ciclistas andan por la calle al lado de camiones de carga cuando tiene una ciclo ruta al lado, o peor, se colan en el transmilenio. ¿Qué pasó con los mimos que nos enseñaban a cruzar la cebra y los ciudadanos que sacaban tarjetas rojas? Pronto tenemos que averiguar la forma de cambiar lo que vemos y oímos porque no hay nada peor que ver que todos los días salga un boletín de la Fiscalía o Procuraduría expidiendo condenas, citando dirigentes e iniciando investigaciones.
Parece que a nadie le importara. ¿qué reformas hemos visto en la ciudad? Samuel Moreno se robó una cantidad inimaginable de dinero de la alcaldía y más de dos años después sigue siendo judicializado. Las trabas, la ineficiencia y la corrupción son problemas que no hemos sabido atacar. Necesitamos a alguien que se desamarre de tanta indiferencia, un líder que quiera la ciudad. ¿Quién no quiere ver a su ciudad punteando en los rankings mundiales? Que orgullo para Medellín que fue condecorada como la ciudad más innovadora del mundo. Por el momento creo que es primordial encontrar a alguien con un gran sentido de pertenencia que esté dispuesto a amarrarse a la ciudad, un buen líder que se encargue de esta ciudad a la que le falta quien la maneje.
Mirando administraciones pasadas, Bogotá ha tenido unas alcaldías muy buenas, ejemplo de esto es el programa de cultura ciudadana que llevó a cabo Mockus en su administración durante 1995 y 1998; la fuerte gestión en infraestructura de Peñalosa entre 1998 y 2000; y los programas de políticas públicas creadas por Luis Eduardo Garzón, como lo son los comedores comunitarios y las oficinas de ayuda a los desplazados. En algún punto nos tuvimos que haber equivocado y no nos estamos dando cuenta, estamos cayendo en un círculo vicioso del que tenemos que salir para volver a tomar el rumbo correcto.
Yo creo que los Bogotanos nos estamos equivocando porque estamos amarrados a una gran indiferencia. No creo que alguien a quien le importe la ciudad sea capaz de perjudicarla como se hizo con el carrusel de la contratación. También somos indiferentes a los programas de cultura que se han hecho, parece que nadie se acordara de los programas que llevó a cabo Mockus. Nos importa tan poquito que los ciclistas andan por la calle al lado de camiones de carga cuando tiene una ciclo ruta al lado, o peor, se colan en el transmilenio. ¿Qué pasó con los mimos que nos enseñaban a cruzar la cebra y los ciudadanos que sacaban tarjetas rojas? Pronto tenemos que averiguar la forma de cambiar lo que vemos y oímos porque no hay nada peor que ver que todos los días salga un boletín de la Fiscalía o Procuraduría expidiendo condenas, citando dirigentes e iniciando investigaciones.
Parece que a nadie le importara. ¿qué reformas hemos visto en la ciudad? Samuel Moreno se robó una cantidad inimaginable de dinero de la alcaldía y más de dos años después sigue siendo judicializado. Las trabas, la ineficiencia y la corrupción son problemas que no hemos sabido atacar. Necesitamos a alguien que se desamarre de tanta indiferencia, un líder que quiera la ciudad. ¿Quién no quiere ver a su ciudad punteando en los rankings mundiales? Que orgullo para Medellín que fue condecorada como la ciudad más innovadora del mundo. Por el momento creo que es primordial encontrar a alguien con un gran sentido de pertenencia que esté dispuesto a amarrarse a la ciudad, un buen líder que se encargue de esta ciudad a la que le falta quien la maneje.